D. Victorino Estévez
Álvarez.
En la fotografía está Victorino con su
nieto Rodrigo. Buenos Aires 1971.
D. Victorino Estévez Álvarez, nació en Alberguería, A Veiga
(Ourense) el
16 de Abril de 1891.
Murió
repentinamente, el día 1 de junio de 1979 en Buenos Aires a
los 88 años. Fue una muerte sin sufrimiento y con plenas
facultades mentales y físicas.
Simplemente, como a él siempre le
hubiera gustado.
Pero, eso sí, muy lejos de su querido pueblo, Alberguería,
por el que siempre suspiró.
Sus cenizas, junto con las de su esposa Artemia Paradelo
Pérez
(17/07/1900
– 26/10/1975),
reposan
actualmente
en su amada Alberguería.
Esta
pequeña biografía, recopilada por el autor de la www en base
a preguntas a familiares y amigos de Victorino, pretende ser un homenaje cariñoso
y merecido a un
vecino muy especial de Alberguería. Una persona entrañable y
querida. Todo un personaje.
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Sus
primeros años en Alberguería. 1891-1907
(Escuela con D. Ricardo
Mones y aprendizaje del oficio de
Carpintero-Ebanista en Celavente)
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Hijo de: Casiano Estévez (oriundo del pueblo de Barxa)
y
de Josefa
Álvarez
(de Alberguería)
Dicho matrimonio tuvo
6
hijos,
cuatro
varones y dos mujeres;
de mayor a menor: Eladio,
Jovino, Severina, Graciano,
Ubaldina,
Amadeo
y Victorino.
A esta familia la llamaban y aún hoy los llaman, “os
LUNAS”. Este apodo viene por algo que dijo el patriarca
(Casiano Estévez),
que
siendo soltero y a punto de casarse,
visitaba a su novia en Alberguería y como regresaba ya
siendo de noche para Barxa; alguien le dijo: ¿Oye
Casiano, no tienes miedo a volver de noche, que no se ve
nada? Y él,
de una forma muy especial y romántica (poco
habitual),
le contestó,
“no, no tengo miedo, mira que
hermosa luna me alumbrará el camino". Y a partir de ese
día lo apodaron “ o Luna ” y posteriormente a sus hijos y
descendientes “os Lunas”.
Victorino siendo un adolescente fue al pueblo de Celavente
para aprender el oficio de carpintero ebanista. De pequeño
concurría a la escuela de Alberguería, por ese entonces
había un maestro que se llamaba Don Ricardo Mones, que según
parece lo apreciaba mucho porque era un alumno que se
destacaba por su interés en aprender y su inteligencia. Ese
maestro vivió con su esposa muchos años en Alberguería y
falleció allí de muy mayor. Cuando Victorino era hombre
adulto, terminaron siendo muy amigos.
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A los 16 años emigró a Cuba.
La Habana y Camagüey (1907-1928)
(Distintos oficios y estudios: chófer, cursos de inglés; electricidad y mecánica
electromotriz)
A los 16 años emigró a Cuba, donde ya habían emigrado dos de
sus hermanos mayores (Jovino y Graciano).
Allí siguió cultivándose ya que de esa época le viene su
perfecto dominio del idioma inglés que hablaba y escribía.
Su dominio del idioma castellano y su gran afición a la
lectura que mantuvo durante toda su vida.
En Cuba también estudió electricidad y mecánica
electromotriz. Posteriormente llevaría para Cuba a sus
hermanas Severina y Ubaldina, y a su sobrina-ahijada Teresa
a Camagüey; las tres entraron a trabajar en la casa de la
misma familia en la que él se desempeñaba como chofer.
Residió muchos años en Camagüey y también en La Habana.
En estos
años regresó a España tres veces. La última para casarse el
08/10/1928.
Victorino se casa el 08/10/1928 con Artemia Paradelo:
(La gran mujer de su vida. Su complemento.)
Victorino en Camagüey en
1920
Artemia Paradelo.
(Detrás de todo gran hombre
siempre hay una gran mujer)
Victorino se casó con Artemia el 08/10/1928.
A partir de esa
fecha vivirían en Alberguería, hasta que el embalse de Prada los
echó.
Tuvieron 5 hijas (Arminda - Bienvenida
“Bebita” –– Artemia “Temita” – Licesia “Xexa” y Manuela “Lilí”);
las dos primeras fallecieron, a los 3 meses y a los 9 años.
Su esposa Artemia era hija de
un conocido y experto
labrador de la comarca, José Paradelo y como tal conocedora desde
chica de los secretos de la agricultura, sabía a la perfección
cuando debía sembrarse y cosechar cada cosa, todo tipo de cultivo,
legumbres, verduras, la uva, la castaña, etc.; como hornear el pan,
el proceso del lino y la lana, tejer y hacer en el telar las
colchas, sábanas, toallas, etc.; como cebar y cuando matar los
cerdos y como procesarlos, cuidado de los animales (vacas, caballo,
cabras, ovejas, cerdos, conejos y gallinas) y cuando algún animal
tenía cría, hasta hacía de veterinaria. Y por si todo eso fuera
poco, muy buena cocinera. Tenía una capacidad de trabajo fuera de lo
común; lo que se dice una “gallega trabajadora de verdad”.
Todo lo anterior
le permitió a Victorino dedicarse en principio a aquello en lo que
estaba preparado y al mismo tiempo meterse en trabajos de labrador
que desconocía o no dominaba lo suficiente; tenía una gran
conocedora del oficio de labrador a su lado.
Artemia murió en Argentina el 26/10/1975. Habían cumplido 47 años de
casados.
Su vida en los años 1928-1952
(Labores del campo. Carpintero y ebanista. Supervisor linea eléctrica
para hacer los túneles del ferrocarril desde Puebla de Sanabria a
Ourense)
Sin
embargo a Victorino no se le daban muy bien las tareas del
campo, aunque las hacía, no con la soltura que otros
hombres; no estaba acostumbrado, toda su vida había hecho
otro tipo de trabajos, pero se fue adaptando como hombre
inteligente que lo era. Trató de irse del pueblo buscando
otros horizontes mejores, y en los años 40 hasta llegó a
apalabrar una casa muy bonita cerca de Vigo, pero su esposa
se resistía a dejar Alberguería, estaba muy aferrada a su
terruño.
Él decía graciosamente algunas veces: “Si tu mujer
te pide que te tires del balcón, ruega que sea
bajo...”
.
Su labor
como carpintero y ebanista. También como vecino
de Alberguería: 1928-1952
(Datos recogidos de vecinos y de su
familia. Perfil de
Victorino Estévez)
Casa en Alberguería
de la familia Victorino y Artemia e
hijas.
"O taller do
papá". Como lo llamaban sus hijas. Su taller de carpintería y
ebanistería.
Su taller de carpintería era una de
sus pasiones. En él hacía todo tipo de
muebles, hizo las cunas para sus hijas, las cubas y cubetos
para casi todo el pueblo, los bancos y reclinatorios y
el púlpito de la iglesia. Cuando fue
Don Eloy Tato para Alberguería, dijo que el púlpito estaba
muy feo y Victorino hizo uno nuevo. ¿Por cierto, donde estará?.
En la
fotografía, se ve, malamente, el
púlpito y algunos bancos que Victorino hizo para
la Iglesia de Alberguería, por encargo del cura
párroco D. Eloy Tato.
Este púlpito,
el altar, la pila bautismal y otros cosas
desaparecieron lamentablemente en 1958.
Recuerdan con agradecimiento como
mucha gente del pueblo acudían junto a Victorino, sin duda
debido a su formación,
cuando había que hacer algún escrito
legal o de otra índole. Por esa razón y al ser conocedor de
los terrenos, fue la persona que acompañó a los agrimensores
cuando fueron a medir los terrenos para la futura
construcción de la represa; de esa manera, supo antes que
nadie lo que iba a suceder con Alberguería, pero no de las injusticias que
posteriormente se cometerían con sus pobladores.
Victorino
fue un hombre
con un sentido del honor a ultranza, amante de la
justicia, independiente, pacífico y tranquilo pero con mucho
genio cuando era sacado de sus casillas, cosa poco
frecuente. En varias oportunidades,
recuerdan algunos vecinos consultados, dejó de hacer negocios que le favorecían por respetar su
palabra, aunque no hubiera firmado nada; como él
decía... “mi palabra vale mas que una firma” .
Sus hijas los recuerdan a los dos
Victorino y Artemia como: "padres
cariñosos, ejemplares, luchadores, y
con una buena visión de futuro y sacrificados. Siempre
recordaremos que con mucho sacrificio trataron, en aquellos
tiempos difíciles, de darnos una preparación un poco mejor
que la que se pudiera recibir en el pueblo. Para ello nos
enviaron a Astorga al Colegio de
la Milagrosa, regido por las hermanas de la caridad de San
Vicente de Paul, para completar nuestros
estudios y nuestra preparación".
Finalmente comentan sus grandes
aficiones: aparte la lectura y lo mucho que le gustaba
viajar, era un buen cazador, afición que disfrutaba y que siguió
practicando periódicamente hasta edad avanzada en Argentina,
precisamente en Tandil, en los campos de su hermano
organizaban partidas de caza de varios días con los paisanos
amigos.
Su labor como
supervisor de la linea eléctrica que se
utilizaba para la construcción de los túneles
del ferrocarril iba a dar luz. 1932-1950.
(Supervisor linea eléctrica
Ponferrada-La Gudiña. Túneles ferrocarril
Madrid-Ourense)
Desempeñó como
supervisor de la línea eléctrica que se utilizaba para la
construcción de los túneles del Padornelo y la Canda
y otros para la línea del
ferrocarril que iría de Madrid a Zamora y Ourense.
Nota
aclaratoria:
La linea
puede observarse en el mapa de Alberguería
del año 1941, es la linea roja a puntos que
cruza el mapa. A la derecha se observa el
campamento que creó la empresa MZOV , para
acometer los trabajos del Túnel do Padornelo
(6 Km.) y el túnel de a Canda (2 Km.).
Este campamento que tenía luz eléctrica se
llamaba el Campamento de Santa Bárbara. En
el llegaron a vivir 1500 personas,
tenía incluso escuela, iglesia, Guardia
civil, fonda, enfermería, etc. El campamento
ya existía en el año 1948. A este poblado
llegaba la luz gracias a la conducción, que
se ve en el mapa, y que venía desde una
central muy cerca de Ponferrada.
Realizó esa tarea
aproximadamente desde 1932 a 1949 ó 1950. Había también
otros supervisores y cada uno tenía su tramo. Victorino
supervisaba el tramo desde el alto de
la Mamuela hasta la
Portela. En su casa
instalaron el único teléfono que hubo en Alberguería; lo
usaba por su trabajo y también sirvió para casos de
necesidad en el pueblo. Había otros puestos telefónicos y
cada uno tenía su número asignado: Gudiña 1; Candis 2,
Ponferrada 3, Viana 4, Borrenes 5, Alberguería 6.
Su marcha obligada a Argentina 1955-1979
(Su
dedicación al ramo de los hoteles en la última etapa de su vida)
Tenía
en Buenos Aires a su hermano Graciano y decidió viajar a ver
como era ese país para llevar a su familia; el sabía
ya en 1952 que tarde o temprano acabarían echándolos de
Alberguería, al construir Moncabril la presa de Prada.
A pesar de la
disconformidad de su esposa, viaja a Buenos Aires en el año
1952. Se dedica a comerciar en el ramo de hotelería, por un
corto tiempo como administrador de dos hoteles de su hermano
y luego asociándose con otro paisano, en ese mismo ramo. A
su primer hotel lo llamó “El Albergue” en recuerdo de Alberguería. Otro también se llamó “Hotel Luna”
Tres años mas tarde, reclama a su
esposa y sus tres hijas, cuando contaba con vivienda e
ingresos suficientes para mantener a su familia; exigencia
de la ley argentina de ese entonces, para poder radicarse en
el país.
Lamentablemente obligados (se puede decir que a la fuerza),
tuvieron que emigrar tan lejos, a Buenos Aires en el año
1955, teniendo Victorino 64 años y su esposa 55, con sus
tres hijas adolescentes a empezar una nueva vida. Victorino
al haber emigrado de muy joven y conocer la forma de vivir
en la gran ciudad, se adaptó fácilmente pero
su esposa
Artemia sufrió
horrores, tenía una morriña tremenda; le llevó 10 años de su
vida adaptarse.
"Moncabril
al hacer la presa de Prada y echarnos del pueblo nos hizo un
daño terrible. El desarraigo fue tremendo y muy difícil de
superar, nunca se supera totalmente...
"
Después del año 1955 y a causa de que los echarían del
pueblo, empezaron a emigrar a Buenos Aires muchos vecinos de
Alberguería. Se fueron ayudando unos a otros, a veces con
préstamo de dinero y otras veces colaborando en las tareas
que tenían que realizar; había mucha solidaridad; lucharon
unidos trabajando mucho, tratando de mejorar sus vidas.
Todos se fueron defendiendo y progresando. En Argentina
había que trabajar mucho porque no regalaban nada, pero eran
años de prosperidad y el sacrificio era compensado. Ayudaron
a sus hijos y nietos a estudiar y a independizarse y
trataron con su conducta de ganarse una reputación, haciendo
honor a su origen. Y a pesar de los últimos años difíciles
de Argentina, en los que perdieron gran parte de sus ahorros
y patrimonio, se puede decir con satisfacción, que a ningún
vecino de Alberguería en Buenos Aires, le falta lo necesario
para vivir decorosamente.
Muchos de ellos ya entregaron su vida en ese nuevo y tan
generoso
país, que los acogió amablemente y les dio la
oportunidad de procurar una vida digna, oportunidad que les
fue negada por las injusticias cometidas en la tierra que
los vio nacer.
El matrimonio viajó tres veces a España, para tratar de
defender lo de todo el pueblo y lo propio. Victorino se
encargó de buscar un abogado y junto con la mayoría de los
vecinos litigaron contra Moncabril, exceptuando a unos pocos
que aunque no estaban conformes, por distintas razones
tuvieron que aceptar lo que les dieron inicialmente, y a
otros que como el
señor Amancio Prada
quisieron litigar por su cuenta y no entraron en la lucha
colectiva.
Su reposo
definitivo, junto a su esposa Artemia, en Alberguería (Ourense).
(Su morada definitiva.)
Las cenizas de Victorino y Artemia
reposan en algún lugar
de este paisaje que tanto quisieron... ¡Descansen en paz!.
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